martes, 11 de junio de 2013

AFROCOLOMBIANOS MAS DESTACADOS


AFROCOLOMBIANOS ESCRITORES


MANUEL ZAPATA OLIVELLA
 



Manuel Zapata Olivella nació en Lorica, Córdoba, 1920, y murió en Bogotá en 2004. Muy niño llegó a Cartagena. Fue médico, antropólogo, folclorista y escritor. En los años sesenta y setenta dirigió la revista "Letras Nacionales". Durante veinte años investigó para su novela central "Changó, el gran putas", cuya solución poética encontró luego de pasar una noche desnudo en una de las oscuras y sofocantes bóvedas de la fortaleza de la isla Goré, prisión de Senegal en la cual eran recluidos los africanos cazados, antes de su traslado en barcos al Nuevo Mundo.


 Esta novela y gran epopeya es un inmenso fresco que cubre quinientos años de historia, para la cual Zapata recurrió a lo que denominó "realismo mítico". Da cuenta de los dioses tutelares y cosmovisión de la religión yoruba, incorpora proverbios, trabalenguas, cuentos de hadas y canciones de la tradición africana. Recorre las hazañas de los héroes negros en las revoluciones americanas. Zapata demuestra que los negros nunca impusieron nada a nadie, más bien contagiaron su baile, sensualidad, comida, lenguaje.


ARNALDO PALACIOS
 


El escritor chocoano Arnoldo Palacios vive en París desde hace varias décadas. En 2010, el Ministerio de Cultura de Colombia reeditó su primera novela, “Las estrellas son negras” (1949), dentro de la colección de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana. La novela ya empieza a ser reconocida como parte del proceso de modernización que vivió este género narrativo a lo largo del siglo XX, y ya se ha empezado a escribir sobre ella y sobre su repercusión en la escritura posterior y en la mirada hacia el Pacífico colombiano, región que retrata con crudeza.
 Detrás de la escritura de Arnoldo Palacios se han ido tejiendo varias historias: sus comienzos en Quibdó y posteriormente en la Bogotá de los años 40, la desaparición de los primeros manuscritos de “Las estrellas son negras”, su salto a estudiar literatura en París, y sus múltiples viajes por Europa. Las historias ya conocidas, pero contadas con el nuevo entusiasmo de aquel que disfruta ver cómo se mezcla la realidad con la ficción. Su intención es la de sumergir a todo aquel que esté dispuesto en su empresa literaria, la que construyó a personajes tan memorables como Irrá, el quibdoseño atormentado de “Las estrellas son negras”, o Nive, aquella mujer mítica sobre la que ya tantos le han preguntado.




MARY GRUESO ROMERO
 

Nació en 1947 en el Corregimiento de Chuare Napi, en Guapi, Cauca. Es hija de Wilfredo Grueso y Eustaquia Romero, y descendiente de esclavos, un pasado que se pone de manifiesto en su obra cargada de contenidos libertarios y reivindicatorios del pueblo afrodescendiente. Durante su niñez vivió con su abuelo Martín Romero y cursó sus estudios primarios en el Colegio San José de Guapi.
La poesía llegó a la vida de Mary Grueso para ayudarla a atravesar un duelo. Su esposo y el padre de sus dos hijos, había partido de manera repentina y esta maestra de primaria, oriunda de Guapi, Cauca,  acudió a las palabras para exorcizar su dolor. “Al no tener otra salida, empecé a desahogar en el papel mis sentimientos: la angustia, la zozobra, el miedo a un futuro incierto…”. Era 1.991 y Mary cursaba tercer semestre de literatura en la Universidad del Quindío y era maestra de primaria en el municipio de Buenaventura, donde vive hace más de 28 años.
Mientras asumía su duelo, Mary escribía y fueron sus profesores y compañeras de licenciatura las que la animaron a seguir escribiendo. Así ayudaría a fortalecer la identidad de su región en un mundo globalizado y este objetivo la animó a continuar, rescatando siempre la identidad afrocolombiana.




ALFREDO VANIN ROMERO
 


 Nació en noviembre de 1950, en la ribera del río Saija, cerca al municipio de Timbiquí (Cauca). Desde muy joven se convirtió en un apasionado y comprometido con la causa de la cultura afrocolombiana. Se ha desempeñado como escritor, periodista, investigador y profesor, disciplinas desde las cuales se ha preocupado por ahondar en las raíces africanas de la Colombianidad. De esa labor prolífica han resultado varios trabajos literarios y de recopilación de tradición oral, entre los que se destaca la compilación 
El príncipe Tulicio. Cinco relatos orales del litoral Pacífico, publicado en 1986 en Cali, obra que había sido precedida por su interesante novela Otro naufragio para julio, publicada en 1983 en Cali; por un libro de poemas titulado Alegando que vivo, publicado en 1976, en Popayán; y por Mitopoética de la orilla florida. En la actualidad dirige la revista Pájaro del agua.
Representa una de las generaciones de escritores afrocolombianos del último cuarto del siglo XX que, a pesar de la falta de apoyo, han persistido con tenacidad en el doble propósito de ser escritores e investigadores de la realidad social y cultural que rodea a las comunidades del Pacífico colombiano.


  

CANDELARIO OBESO


 

Candelario Obeso nació en Mompox (1849) y murió en Bogotá (1884). En 1877 apareció "Cantos populares de mi tierra", su obra más representativa. En ella, Obeso valora y dignifica al boga a partir de sus referentes culturales, y otorga una dimensión más profunda a estas gentes y  a su entorno. Domina las reglas del juego literario de su época, como se observa en "Secundino el zapatero", comedia en verso que describe las peripecias y tropiezos del arribismo social. También se sirve del discurso republicano de la ciudadanía como herramienta para reclamar la igualdad social.
Como lo anotan los prologuistas Javier Ortiz Cassiani y Lázaro Valdelamar Sarabia, <<aunque al incluir poemas suyos en antologías se le reconocía a Obeso cierto ingenio, en realidad nunca se consideró que él pudiera estar a la altura social y política de sus colegas blancos y mestizos. La crítica de la época terminó convirtiéndolo en un personaje exótico, tal como había hecho antes con los bogas".


AFROCOLOMBIANOS MUSICOS


PETRONA MARTINES: (San Cayetano, Bolívar27 de enero de 1939) es una cantante afrocolombiana de música autóctona y folclórica de la Costa Caribe de Colombia.
Perteneciente a una tradición de cantadoras que inicia su bisabuela Carmen Silva y continuada por su abuela Orfelina Martínez y su tía Tomasita Martínez. Sus maestras desde la infancia en su formación como cantadora y compositora de aires afrocolombianos que continúan en la Región Caribe. Su grupo esta conformado por el tambor alegre, la tambora, la gaita, las maracas, las totumas, el llamador, palmas y coros.
Petrona Martínez ha tenido una fructífera carrera discográfica y ha realizado giras por EspañaDinamarcaInglaterraFrancia,Estados UnidosMarruecos y otros países. Ha efectuado recitales para apoyar los derechos de las mujeres trabajadoras, en conciertos nacionales y varios festivales internacionales.
Sus puntos de mayor reconocimiento a nivel internacional han sido sus dos nominaciones a los premios Grammy por mejor álbumde música latina. La primera en 2002 por su álbum «Bonito Que Canta» y la más reciente por su álbum «Las penas alegres». En este último, hay colaboraciones con la cantadora Martina Camargo y los integrantes de la Provincia: Egidio Cuadrado y Mayte Montero. Montero, co-produjo este álbum junto al compositor y productor Manuel Andrés Garcia para el sello independiente Chaco World Music. Varios artistas de diversos géneros en la escena colombiana han reconocido a Petrona entre sus influencias. Algunos de ellos son los Aterciopelados, Juanes, el Checo Acosta, Cabas y Bomba Estereo, entre otros.

EL JOE ARROYO:(Álvaro José Arroyo González; Cartagena de Indias, 1955 - Barranquilla, 2011) Compositor e intérprete colombiano, llamado El sonero de América. Aficionado a la música desde niño, a los ocho años ya cantaba en público; a los doce se había convertido en una de las voces del coro de la catedral y, al mismo tiempo, se ganaba la vida cantando en un local llamado La Tuerca.
Posteriormente se trasladó a Barranquilla, ciudad en la que se unió a la orquesta La Protesta, que había sido creada en 1970. En 1971 se trasladó a Medellín para unirse a Fruko y su banda Tesos, con quienes interpretó algunos de sus grandes éxitos durante una temporada y realizó giras por Colombia, Ecuador, Perú y Estados Unidos.
A mediados de los años 70, Arroyo se convirtió en líder de Latin Brothers; con esta banda de trombones y violín tuvo la oportunidad de editar excelentes discos. También grabó en esa época algunos temas con la banda Los Líderes. En 1981 formó su propio grupo, La Verdad, cuyo álbum de debut se titularíaArroyando. En 1983 estuvo a punto de perder la vida debido al abuso de drogas.
En 1985 interpretó un tema en el álbum Llegaron, de la banda de Alberto Barros Los Titanes, iniciando un fructífera colaboración. Barros tocaba el trombón y contribuyó a los arreglos de algunos de los discos de Arroyo y La Verdad. Charlie Pla, hermano del líder latino e intérprete de timbales Roberto Pla, se ocupó de la percusión con La Verdad en varios de sus discos.
En 1989 actuó en el Empire Ballroom de Londres. Sus discos Fuego en mi mente (1988), En acción (1990) yLa guerra de los callados (1991) se editaron en el Reino Unido a través de la subsidiaria de Island Records, Mango. El álbum Fuego en mi mente (1989) contiene un solo de piano de Chelito de Castro y varias canciones influidas por la música africana y la salsa contemporánea.



AFROCOLOMBIANOS DEPORTISTAS

Norfalia Carabalí Villegas:Nació en Santander de Quilichao (Cauca) en 1964. A los 16 años impuso sendas marcas en los 100 y 400 metros planos en la categoría menores de los campeonatos nacionales. En 1981 participó en los Panamericanos de Barquisimeto (Venezuela), donde pulverizó en más de un minuto la marca nacional de los 800 metros: su registro fue de 2:15:85. En 1983, en Medellín, a los 19 años, se consagró como campeona suramericana juvenil en los 800 metros, imponiendo nueva marca, con un tiempo de 2:08:07.



















Rodrigo “Rocky” Valdés


Boxeador cartagenero que nació el 22 de Diciembre de 1946, otra de las leyendas del deporte colombiano. En su niñez y juventud vivió en los tugurios de la ciudad y se desempeñó como pescador en El Arsenal. Fue otro de los adolescentes afrocolombianos que vieron en el boxeo una oportunidad para vencer la pobreza.

Rodrigo Valdez comenzó su carrera profesional en el boxeo con una victoria sobre Orlando Pineda, decisión que fue tomada transcurridos cuatro asaltos el 25 de octubre de 1963, en la Ciudad de Cartagena, de ahí en adelante todo se lleno de victorias al conseguir sus primeros ocho episodios sin perder. En el año de 1965 Rocky tenía la imagen de un buen pugilista, sus cualidades eran reconocidas en el ámbito mundial, publicaciones de carácter internacional lo consideraban como uno de los boxeadores más completos de Colombia, hasta que el 2 de Octubre del mismo año pierde su invicto al ser nokeado en el sexto asalto por el mundialmente conocido Rudy Escobar.











AFROS EL PACIFICO Y EL CARIBE



AFROS  EL PACIFICO Y EL CARIBE



    AFROS DEL PACIFICO


COSTUMBRES

Esto hace aparecer al pueblo afrocolombiano, dependiente de la tradición.. La exposición mostró las tradiciones de los funerales afrocolombianos y las creencias en los santos, tal como se practican al interior de las comunidades.. Las músicas afrocolombianas son herederas de múltiples tradiciones del África occidental. Toques de tambor y de marimba, sonajeros y cantos eran utilizados. 5 Mar 2009. Aunque la música afrocolombiana de la costa Pacífica presenta en mayor medida herencias de tradiciones africanas, también exhibe. El documento “Lineamientos para la Cátedra de Estudios Afrocolombianos” es, . Con el protagonismo de las afrocolombianas a través de la tradición oral en. 10.000 AFROCOLOMBIANOS CONSERVAN LENGUAJE PALANQUERO  sus danzas también combinan elementos adoptados de las tradiciones indígenas…. 5 Mar 2009. Aunque la música afrocolombiana de la costa Pacífica presenta en mayor medida herencias de tradiciones africanas, también exhibe.
Libia Grueso Castelblanco es una afro descendiente colombiana, trabajadora social y politóloga, que ha venido acompañando al proceso organizativo de las. un conjunto de familias de ascendencia afrocolombiana que posee una cultura propia, comparte una historia, y [que] tiene sus propias tradiciones y costumbres. 2 Jun 2008. AFROCARIBEÑOS. (Afrocolombianos de la región Caribe y sus manifestaciones culturales).


TRADICIONES


Entre las culturas afrocolombianas, los velorios de los santos, las novenas para los muertos, las luminarias y muchas otras celebraciones sagradas y profanas son ámbitos culturales de evocación de memorias ancestrales mediante la puesta en escena de la palabra.



A pesar del extenso momento de esclavitud vivido por las negritudes en Colombia, estos se han caracterizado por mantener en su visión mítica elementos tradicionales de África, a través de la combinación con las creencias occidentales, así como se resalta también la flexibilidad a la hora de incorporar prácticas culturales indígenas y crear así lo que vemos como la sociedad afrocolombiana.

En el siguiente ensayo nos concentraremos en resaltar la manera en que se presenta la tradición oral en los grupos afrodescendientes colombianos en especial sobre la región del pacifico. Nos referiremos a tres aspectos principales de la tradición oral afrocolombiana en el Chocó, que son determinantes a la hora de trasmitirse. Los cuales son, los santos e imaginarios en el proceso de la construcción de la persona y las relaciones de reciprocidad con estos; los ritos de nacimiento que denotan los procesos de transformación, y los ritos funerarios en la recuperación de prácticas culturales africanas.

Con la tradición oral afrocolombiana expresada en los poemas, en los versos, en los dichos, refranes, en las coplas recopiladas y en las adivinanzas, en su momento hacen dar cuenta de que la cultura afrocolombiana es transportada de afro a afro e inclusive a otros grupos étnicos y además logra bañarlos y cubrirlos con el manto y la alegría estoica del día a día que caracteriza a la diáspora africana al interior de la diversidad nacional e internacional.



AFROS DEL CARIBE

TRADICONES


Están compuestas por diver­sos grupos de descendientes de africanos esclavizados traídos a América desde la Época de la Conquista y la Co!onia española.

A través de los años, unos poblaron el litoral de la Re­gión del Pacífico, en los de­partamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño; otros, poblaron algunos luga­res de la Región del Caribe como Santa Marta, Riohacha, Tolú y el Darién y algunos, el departamento de San An­drés, Providencia y Santa Catalina.

Esta población también se encuentra ubicada en las re­giones cálidas de los valles de los ríos Magdalena, Cau­ca, San Jorge, Sinú, Cesar, Atrato, San Juan, Baudó, Patía y Mira. 
Los grupos afrocolombianos presentan rasgos culturales africanos que varían dependiendo de las características climáticas y geográficas del territorio que habitan y de la influencia de otros grupos humanos que ocupan el mis­mo espacio. 
Veamos algunos de ellos.
(Afrocolombianos de la región Caribe y sus manifestaciones culturales)
En la costa Caribeña, las tradiciones africanas se han mezclado con ras­gos culturales indígenas, mestizos y sirio-libaneses. De tal manera, que la cultura de esta región proviene de múltiples raíces que se pueden apre­ciar en la música, los rituales religio­sos, las costumbres alimenticias y la literatura.




COSTUMBRES


Es común escuchar la afirmación "en el Pacífico es fácil que la población se identifique como afrodescendiente, pero en el Atlántico no", su población reivindica la ubicación geográfica y prefiere ser reconocida como caribeña. De la mano de una investigadora reconocida en el marco nacional e internacional como Nina S. de Friedemann]encontramos, entre otras, las siguientes huellas de Africanía en el Caribe:
a) El Carnaval de Baranquilla: El estudio del carnaval contemporáneo en Barranquilla, Santa Marta y Ciénaga, ha permitido encontrar en el ritual una historia de su organización que se remontan hasta los tiempos en que los esclavizados se organizaron en Cabildos.
Las rivalidades tribales africanas que fueron estimuladas por la sociedad esclavista de la colonia se plasmaron en Cartagena con identidades de memoria africana - Carabalí, Mina, Mandinga, Congo, Arará - propiciando una proyección cultural en el Carnaval que se arraigó en Barranquilla: Los Congos, una danza de hombres. La danza ha llegado hasta nuestros días como un ritual de guerreros ataviados con colores fulgurantes enormes bonetes con colas tapizadas de símbolos y el desafío de los sables que alterna con el reto del toque de tambor de cada grupo. Los recuerdos del hábitat de la selva y de las sabanas africanas aunados al ambiente del trópico suramericano se expresan en manadas de máscaras de animales danzantes: Tigres, micos, pájaros, perros, toros, insectos enmarcan a los congos que danzan batallas alegóricas de defensa territorial en sus barrios. Luego se desplazan en representación teatral por las calles céntricas de la ciudad. El carnaval con el paso de los años y las urgencias de afirmación de identidades regionales en el país, se ha convertido, no sólo en un perfil del Caribe colombiano, sino que ha sido adoptado como uno de los símbolos de la nacionalidad cultural colombiana.
b)La música costeña: Entre los ritmos musicales denominados costeños están la cumbia, el bullerengue, el chandé, el mapalé, el abozao, la gaita o porro tapao, el vallenato, los cantos de zafra, de vaquería y los cantos de Lumbalú.
La cumbia, una danza de hombres y mujeres, es otro de los símbolos regionales de cultura negra que han sido adoptados como emblemas de nacionalidad; empezó a configurarse en el ámbito de la esclavitud en Cartagena de Indias para las fiestas religiosas españolas de La Candelaria.
Con el correr de los tiempos, la cumbia definió sus perfiles, los músicos se subieron a tocar en tarimas altas alrededor de las cuales negros, mestizos y mulatos disfrutaron las fiestas. Durante muchos años, antes de que las danzas populares fueran integradas al carnaval de Barranquilla, allí los grupos danzantes se reunían en barrios tradicionales como Rebolo a bailar en sitios llamados cumbiambas. Este término produce la voz cumbia y a su vez se relaciona con el vocablo cumbancha cuya raíz kumbaproviene del occidente africano: es gentilicio mandinga, también el país del Congo y su rey se llamórey de Cumba. Además entre los congos el término, significa gritería, escándalo, regocijo y nkumbi es un tambor.
Se reconoce que la cumbia también tiene influencia de las tradiciones indígenas por el uso de las gaitas y de la española por el atuendo, pero su ritmo dominante es el de los tambores africanos, y la cadencia del cuerpo evoca las danzas sagradas y guerreras de algunas tribus de la madre África.
El Vallenato es una canción con ascendiente y presencia negra. Tiene sus raíces en los cantos de trabajo en las haciendas y también en los grupos de bogas en la colonia. El vallenato canta y narra, es mordaz con humor y gracia, es crítico en la política, la religión y el trabajo, gime con el amor y llora con el desamor. Sus narrativas siguen viajando de pueblo en pueblo y son un registro de leyendas, mitos, e historias en amplias regiones que son ganaderas y están pobladas por descendientes de "cimarrones negros, de negros libres y, desde luego, del resto de gentes que allí confluyeron".
Igual que en el caso de la cumbia, para ser fieles a la investigación, es preciso reconocer la influencia de las coplas españolas en la mayoría de los versos que hoy hacen parte de la música popular en Colombia, no obstante vale recalcar que la esencia narrativa del Vallenato, la expresión gestual de sus interpretes y, por encima de todo, la intención de la canción es la entrega de un mensaje. El cantor arruga el rostro, gesticula, se comunica. El acordeonero es capaz de dejar el instrumento para hablar con las manos. Aquí no se puede menos que evocar la figura del griot de los territorios africanos del occidente, en el antiguo Mali en el siglo XVI vestido con máscaras de pájaros recitaba la historia, la leyenda, la genealogía, la sabiduría de la artesanía y de la religión. Eran una especie de casta de juglares, a la vez poetas y músicos encargados de preservar la tradición.
Entre los instrumentos tradicionales con que se toca el Vallenato está la guacharaca, que es un instrumento de fricción, hecho del tallo de una caña a la que se tallan estrías. Con una costilla de res o con un trinche se raspa la caña. La guacharaca fue el primer instrumento que con voz similar a la de una pava silvestre, que anuncia la lluvia, se unió a los cantos de vaquería de donde saldría el vallenato. El acordeón es un instrumento típico de muchos puertos del mundo, que parece haber llegado a Colombia y al vallenato a finales del siglo XIX. La trilogía básica la completa la caja, de clara estirpe africana, con memoria de tambores, con un parche que inicialmente era de la piel del buche del caimán, y después fue reemplazado por cueros de venado, chivo o carnero.
Con el tiempo, al vallenato han ingresado otros instrumentos y de él han surgido otros ritmos que lo han convertido en un pozo de creatividad: Puyas, merengues, sones, paseos o tamboras, forman una intrincada genealgía musical. Esta confluencia ha contribuido a que el vallenato se haya constituido en otro símbolo de la identidad cultural de Colombia. Tiene la inagotable huella del legado africano, no sólo en la conformación socio-histórica del hecho artístico, sino en la misma esencia del fenómeno musical.
d) Africanías en la obra de Gabriel García Márquez: El premio Nóbel de Literatura, que constituye una gloria para Colombia, construye una realidad fantástica ubicada en Macondo; este vocablo, en la lengua bantú,designa al plátano y conlleva significados mágico-religiosos. El autor De Granda afirma que Macondo es un símbolo de "la sociedad abigarrada, multirracial, mulata, que describe García Márquez y que corresponde por entero a la fisonomía de un territorio en el que indios, blancos, y sobre todo africanos, han vivido juntos durante varios siglos". Este territorio es zona de cultivos intensos de plátano y, de acuerdo con García Márquez, el nombre es una memoria de sus años infantiles y jóvenes en las vecindades de Aracataca, donde existía una hacienda con ese nombre.
e) El Palenque de San Basilio: En las tierras de plátanos y de ganados, en las cercanías de Cartagena, pervive hasta nuestros días huellas de la presencia africana en la vida cultural y social del Palenque de San Basilio. Dueños de una lengua criolla propia, considerada como una reliquia lingüística en América, tiene vocablos bantúes de las hablas Ki-kongo y kimbundu.
AFRICANIA EN EL PACIFICO
a) Ombligados de Ananse o la práctica de ombligar a niños y niñas: En el Baudó existen dos rituales focalizados en el ombligo del recién nacido: El primero se celebra cuando alguien nace. La madre entierra la placenta y el cordón umbilical debajo de la semilla germinante de algún árbol escogido por ella y cultivado en la zotea desde que sabe que está embarazada. En lugares del Alto Baudó, como Chigorodó, las zoteas siempre tienen cocos en retoño con los cuales las madres hermanan a su descendencia. Cada niño o niña distingue con el nombre de "mi ombligo" a la palmera que crece nutriéndose del saco vitelino enterrado con sus raíces el día del alumbramiento. Esta práctica se extiende por casi todo el Pacífico colombiano.
En Surinam los miembros del winti, una religión emparentada con el vudú del actual Benín, tienen ceremonias comparables. Sus practicantes femeninas, no sólo toman los mismos baños rituales de las afrobaudoseñas, sino que también entierran la placenta y sobre ese punto del jardín plantan un árbol.
La segunda y última ombligada ocurre cuando es necesario curar la herida que deja el ombligo al caer. Como en otros lugares del Afropacífico, antes de realizar el rito los padres tienen que haber escogido un animal, planta o mineral cuyas cualidades formarán parte del carácter del niño o niña y las cuales irán siendo incorporadas a partir de que se esparzan los respectivos polvos sobre la cicatriz umbilical. Por esta razón es usual que, al observar a alguien la gente trate de inferir como fue ombligado. Algunas referencias de ombligados pueden ser con la hormiga conga, para que no sienta dolor si es picado por hormigas y para que su saliva cure a quienes han sido picados, con la hormiga arriera para que sean trabajadores, con mancua, para que sean muy atractivos y atractivas al sexo opuesto, con araña o ananse para que sean astutos....
Jaime Arocha explica que Anansi es una voz del idioma akán, emparentada con Kwaku Ananse, Annacy y Nansy, como muchos pueblos de la Costa de Oro del África Occidental bautizan a una de las encarnaciones del creador del caos. En Costa Rica, Belice, Nicaragua, Panamá, Surinan y en las Islas de Jamaica, Saint Vincent y Trinidad y Tobago tambien conocen al embaucador Anansi, a quien además apodan Bush Nansi, Compé Nansi y Aunt Nancy. En el archipiélago colombiano Anansy ha sido llamada Miss Nancy, Gama Nancy y Breda Nancy. La Ananse o araña es la encarnación de un dios o diosa de los pueblos fanti-ashanti del Golfo de Benín. Es importante que donde todavía viven comadronas y parteras que conocen estas prácticas nos cuenten quien se las enseñó y para que sirven.
b) Tradiciones del ritual mortuorio: El ritual mortuorio es uno de los sellos más visibles de la identidad afrocolombiana especialmente en la región del Pacífico; por eso desde el CEPAC y la Sección Pastoral de Etnias de la Conferencia Episcopal se motivó una investigación desde cuatro dimensiones: Experiencia de Dios, Experiencia de humanidad, Ritual en sí mismo y Perspectiva para la pastoral afroamericana. A través de estas categorías se intentó globalizar la experiencia de este ritual en la relación de lo trascendente con lo inmanente. Se lograron sistematizar y socializar, entre otras, las siguientes conclusiones:
La muerte se relaciona tanto con este mundo, como en la vida del más allá. La persona muerta, vive y participa de todo lo que está sucediendo a su alrededor, no es una persona que se ha ido, sino un hermano o un amigo que sigue participando de la vida.
Los muertos viven en el corazón de todos los de la comunidad. En las comunidades afrocolombianas del Pacífico se demuestra el amor por los muertos, a través de manifestaciones fuertes de llanto, de los cantos como los alabaos porque ante el dolor de la muerte se canta y llora en un solo momento.
El camino del difunto hacia la otra vida depende mucho de las actividades de los vivos. Un ejemplo de esto es cuando un vivo, ofendido por el difunto cuando todavía vivía, no quiere perdonarle ni aún después de su muerte; esta actitud le retrasa la llegada ante Dios o al descanso al difunto. Así mismo cuando alguien de la comunidad trabaja el día de la muerte de otro miembro de ella, le obstaculiza el camino del difunto porque éste sigue al vivo.
Igual ocurre cuando un difunto ha dejado un entierro o cualquier prenda donde no se den cuenta, él se manifiesta a alguien en sueño para que mueva el objeto del lugar en el que se encuentra, y así poder quedar libre, en paz con Dios y descansar.
La relación de los vivos con los muertos es muy importante porque son los vivos quienes le facilitan el viaje al difunto al cumplir todos los ritos o creencias tradicionales. La no observancia de las tradiciones rituales mortuorias, como por ejemplo no hacerle el velorio al difunto hace que el alma reclame y se aparezca, porque no llega al reino de los cielos. Lo que traería además como consecuencia, el rechazo y la crítica a la familia, por parte de la comunidad.
Los vivos les ayudan a los muertos a disminuir sus penas a través de los rezos y cantos. Por eso hay que rezar y cantar con mucho respeto, y además sin equivocarse, y en caso de hacerlo se debe comenzar a rezar de nuevo. También al rezar por un muerto se le refresca, se les da agua.
Si se reza por los difuntos de igual manera en el momento de la muerte propia, alguien rezará. En la relación entre vivos y muertos, existe una experiencia de miedo que se calma ayudando en el entierro del difunto y participando en su novenario.
A través del ritual mortuorio se presentan signos de libertad, ya que el difunto deja atrás toda una vida de lucha, de privaciones, y se busca a través de estos ritos, ayudarle a salvar el alma para la otra vida.
La muerte convoca más que la enfermedad, porque en la enfermedad hay todavía la esperanza de que la persona no muera. Mientras que una vez muerto, ese día es de él, ya que no va a estar más con los vivos. Por lo tanto se suspende toda actividad para dedicarle al día en despedida, porque es lo último que se lleva la persona consigo.
De forma tal que la muerte congrega porque: Es el último servicio que se le presta a la persona; por temor a lo desconocido, para evitar las posibles venganzas del difunto, para asegurar la compañía en la futura muerte, sea la de un familiar o la propia; para que los muertos sean los aliados mientras se está en esta vida, y ayuden a llegar a ver la cara de Dios, cuando llegue el turno de cada uno. El fin de la vida en este mundo se vuelve un llamado de atención sobre la forma de vivir.
Los muertos son intermediarios entre los vivos y el más allá, por eso es necesario ganarse los favores del otro mundo, preparando el camino que cada persona debe recorrer. Y esto se logra a través del rito mortuorio.
La muerte, al convocar a toda la familia y a la comunidad, ayuda a reforzar la unidad y a superar los conflictos que se hayan presentado.
A través de la conservación de la tradición, se valora la cultura como fuerza de unidad, en donde la familia y la sangre o comunidad, ocupa un lugar destacado, con la muerte se llega a la experiencia esencial de la vida.
La no observancia de las tradiciones rituales mortuorias, pueden producir desgracias en la comunidad, porque el muerto queda resentido.
Analizando la influencia de tradiciones africanas en el ritual mortuorio es muy significativo que en el libro "Ombligados de Ananse", el autor Jaime Arocha presenta una relación entre el moño negro en forma de mariposa, que se coloca en la parte superior del altar donde se realiza el velorio del difunto, y el hacha de Changó, a que hacen referencia los pueblos afrodescendientes de Cuba y Brasil por efecto de la influencia Yoruba.


COMO FUE EL PROCESO DE ABOLUCION DE LA ESCLAVITUD EN COLOMBIA


PROCESO DE ABOLUCION EN COLOMBIA

Con la abolición de la esclavización el primero de enero de 1852, culminó el largo proceso de manumisión republicana que se había iniciado 40 años atrás con la expedición de la Constitución de Cartagena de 1812. Allí se legisló por primera vez en Colombia sobre la libertad de las personas esclavizadas, libertad que jamás se concretó debido al fracaso del proyecto político cartagenero, producto de la Reconquista española en 1815 comandada por Pablo Morillo. No obstante, este personaje logró lo que tal Constitución no pudo: otorgó la libertad a muchos esclavizados a cambio de la colaboración con la causa española.

Precisamente, debido al contexto en que se inició y desarrolló la discusión sobre la abolición —el de la guerra de independencia— el problema de la esclavización, más que un tema humanitario, se convirtió en una consigna política con la que se buscó insistentemente ganar adeptos y pasar como benefactores del prójimo, así como modernos y demócratas. Esto hizo Bolívar en 1816, cuando para salirle al paso a la propuesta de libertad de los esclavizados ofrecida por los españoles, les prometió también libertad a cambio de la vinculación al ejército patriota.

El espinoso tema de libertad de las personas esclavizadas se discutió después de la independencia, en el Congreso de Cúcuta. Allí, uno de los aspectos más debatidos fue la Ley de Libertad de Vientres, sancionada el 19 de julio de 1821. Su texto final fue una clara conciliación entre los abolicionistas y los anti-abolicionistas. La Ley sólo se aprobó cuando se protegió el derecho a la propiedad privada de los esclavistas, que se expresó en la consigna de “ser generosos con los esclavos sin dejar de serlo con los amos”.

Este fue el salvavidas al que se aferraron los anti-abolicionistas, liderados por personajes como el padre de la Historiografía colombiana, José Manuel Restrepo; Domingo Briceño y el cartagenero Ildefonso Méndez, entre otros. Este grupo aprobó la Ley sólo cuando se les garantizó la defensa de sus intereses, que fueron protegidos con el polémico artículo 2º de dicha Ley, en el que se estableció “que los hijos de las esclavas que nacieran a partir de 1821 serían libres en la medida en que les trabajaran a los amos de sus madres durante 18 años”. Con esto no sólo aplazaban la libertad para 1839, sino que otorgaban la libertad a un reducido número de personas y no a todos los esclavizados, tal como se les había prometido en el transcurso del proceso de independencia.

A esta fórmula debió finalmente adherirse Bolívar, lo que contradecía su posición inicial de libertad absoluta, inmediata y sin restricciones. Contra los intereses económicos de los esclavistas, nada tenía que hacer la palabra empeñada de Bolívar, ni los preceptos liberales y modernos que ideológicamente habían guiado la guerra de independencia: libertad, igualdad y fraternidad.

A partir de ese momento, para los hijos e hijas de las esclavizadas nacidas en 1821, el año de 1839 tenía un significado especial, cargado de un cúmulo de esperanzas y expectativas, ya que en esa fecha debían obtener su libertad al cumplir el requisito de los 18 años de trabajo. Pero, contrariamente a lo esperado, el Estado aprobó la Ley del 29 de Mayo de 1842, con la cual no solamente se aplazó por 5 años más la libertad de los que debían obtenerla en 1839, sino que se reabrió el tráfico de personas esclavizadas que había sido prohibido en 1821.

A esta nueva frustración la población esclavizada respondió con el recurso del cimarronaje. En efecto, si bien esta fue una práctica recurrente durante el siglo XIX, fue precisamente en 1840, y especialmente en 1842, cuando el cimarronaje alcanzó su máxima intensidad como respuesta lógica al incumplimiento de lo establecido en la Ley.

La sistemática presión del imperio inglés sobre los países latinoamericanos para que acabaran con la esclavitud, el incremento del cimarronaje como consecuencia del fracaso de la manumisión republicana, el ascenso del liberalismo al poder y la entrada en escena de la Generación del 48 —llamada así por la influencia recibida por la Revolución Francesa—, quienes consideraban a la Constitución de Cúcuta como un producto inacabado, fueron sentando las bases para que la abolición apareciera de nuevo cómo consigna política y como el aspecto más inconcluso y llamado a corregir de la Constitución de 1821.

En las nuevas condiciones, las Sociedades Democráticas se convirtieron en el espacio desde donde los sectores populares le reclamaron a la elite la abolición de los esclavizados. Para esto, entre otros mecanismos, los liberales aprovecharon las fiestasnacionales como el 20 de Julio y las regionales, como la independencia de Cartagena, para liberar a los pocos esclavizados que les permitía la crisis económica de las Juntas de Manumisión. En el espectáculo de la ‘libertad’ el número de liberados era lo menos importante; lo que interesaba realmente a los liberales, además del ritual, era posar frente a los conservadores como verdaderos demócratas y amantes de libertad. Eran tales los dividendos políticos de la consigna de la abolición, que los conservadores también la asumieron como suya a través de las Sociedades Conservadoras.

Desde su llegada a la presidencia en 1850, José Hilario López no sólo defendió, como era de esperarse, la norma de “Ser generoso con los esclavizados sin dejar de serlo con los propietarios”, además se inclinó por un proceso de abolición a largo plazo. Solo la presión que se hizo desde el Congreso, la prensa, las Sociedades Democráticas, y la ejercida por los propios esclavizados, lo llevaron finalmente a la decisión de la abolición absoluta.

El debate parlamentario sobre la abolición se inició en marzo y concluyó en mayo de 1851. Este fue una réplica al de Cúcuta: la discusión se centró en el tema de cómo ser justo con los esclavizados sin dejar de serlo con los esclavistas, es decir la protección del derecho a la propiedad privada. Cuando la abolición era inminente, conservadores y liberales zanjaron sus diferencias y contradicciones, y en único bloque defendieron la fórmula de abolición con indemnización. Únicamente cuando el Estado les garantizó el pago de los esclavos que iban a ser liberados, aprobaron finalmente la Ley de Manumisión, el 21 de julio de 1851, para que entrara en vigencia el 1º de enero de 1852, fecha en que aproximadamente 16.000 esclavizados accedieron a la libertad por la vía de la manumisión republicana.

El 1º de enero de 1852, los liberales, a través de actos públicos, celebraron en todo el país el triunfo de la libertad con ruidosas fiestas en las que se entregaron las certificaciones de libertad a los esclavizados y vales a los esclavistas que estipulaban el valor a pagarles por los esclavos liberados. Una de estas celebraciones, por ejemplo, fue la que se efectuó en Barranquilla, la cual se inició con un Tedeum: “después de este acto religioso se colocó el retrato del ciudadano presidente, general José Hilario López, en la sala de sesiones de la Sociedad Democrática. Por la tarde, presidido por la Junta de Manumisión, tuvo lugar en la plaza de la Iglesia Parroquial el interesante acto de romper para siempre las cadenas de la esclavitud a 70 seres que gemían bajo su peso, cuyo acto dispuso dicha junta con el entusiasmo y solemnidad digno del objeto para dar cumplimiento a lo dispuesto por la Ley del 21 de julio de 1851.

La corporación municipal, las autoridades políticas, judiciales y eclesiásticas, la Sociedad Democrática y una infinidad de espectadores concurrieron a su mayor lucimiento”. En otros actos del Caribe Neogranadino, “en medio de numeroso público, música, bailes y aclamaciones se colocó en la cabeza de los recién liberados las palabras de libertad, igualdad y fraternidad”. A su vez, Juan José Nieto, gobernador de la provincia de Cartagena inició el 1º de enero de 1852 su extenso discurso en el acto de abolición con las siguientes palabras:

“Mis hermanos. Desde hoy se acabaron los esclavos en la Nueva Granada; y es por eso que los saludo en este día, el más solemne, el más bello que ha tenido la República, porque es el día complementario de nuestra regeneración política; el día en que ha desaparecido para siempre de entre nosotros el odioso título de señor y de esclavo, y en que ninguno de nuestros hermanos lleva colgada de su cuello la poderosa, la negra cadena de la servidumbre”.






martes, 4 de junio de 2013

QUIENES SON LOS AFROCOLOMBIANOS ,CUAL ES SU PROCEDENCIA SUS CONSTUMBRES,VESTUARIOS,ARTESANIAS.


   QUIENES SON LOS AFROCOLOMBIANOS ?


El término afrocolombiano se utiliza para denominar a las personas de raza negra que habitan en Colombia, descendientes de aquellos que fueron raptados de su África natal e importados como esclavos por los colonizadores españoles. Ganaron la libertad en 1851 tras la abolición de la esclavitud en Colombia. Desde su llegada han contribuido enormemente a la cultura del país.
Hacia mediados del siglo pasado la población negra se encontraba en su mayoría en las dos costas: en los departamentos del Pacífico Chocó, Valle, Cauca y Nariño y en los de la costa Atlántica en Bolívar, Atlántico, Magdalena. En el último medio siglo un sector numeroso de la población negra se ha asentado en las principales ciudades del país.
Según el Departamento Nacional de Estadística en el censo de 2005, se auto rreconocieron como afrocolombianos, negros-mulatos, raizales y palenqueros un total de 4.533.951 personas, que representaban el 10.6% de la población del país que es de 42.888.592 personas. Las cifras de atuoreconocimiento indican también que un 72% de la población negra se localiza en las cabeceras municipales.Las ciudades con la mayor población negra eran Cali: 542.936, Cartagena 319.373, Buenaventura 271.141, Barranquilla 146.538, Medellín 137.988, Tumaco 129.491, Quibdó 100.007, Turbo 99.274, Bogotá 97.885, Riohacha 44.841. Sin embargo estas algunos expertos opinan que la población real afrocolombiana puede ser algo mas del doble de esa cifra.


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SU PROCEDENCIA :África es uno de los cinco continentes en los que están divididas las tierras del planeta. Situada al sur de Europa y al lado del Asia Menor, en su seno se desarrolló la raza negra, que proliferó en numerosos pueblos y se matizó con muchas culturas. 
Allí, en su ángulo nordeste, está el río Nilo, dominio de los Faraones, realzado por sus pirámides, riquísimo en sus palacios, ennoblecido por sus sabios, refinado en su nobleza, como cuna de la cultura universal. El norte del África fue escenario de una civilización hoy marchita que llegó a superar a muchos pueblos de la orilla norte del Mediterráneo. Allí se libraron guerras, allí florecieron manifestaciones religiosas y políticas, allí sobre todo, alzo sus tiendas y galopo en sus corceles la civilización árabe que había de aportar a la cultura moderna la penetración de sus matemáticos, el arte de sus arquitectos, jardinerosy ceramistas, la inspiración de sus poetas y la sabiduría de sus médicos, químicos, físicos y astrónomos.

Egipto, Etiopía y norte de África (Pueblos morenos pero de facciones muy semejantes al europeo) se hallan separados del resto del continente por una larga cadena de desiertos, de los cuales el mas extenso es el del Sahara. Por largos siglos solo se aventuraban a cruzarlos, al paso de resistentes camellos y entre muchos peligros, los mercaderes que traficaban con riquísimos cargamentos de sedas, tapetes, marfiles, perfumes y gemas preciosas, cuyo valor superaba las distancias y los riesgos.

Y detrás del desierto se mantuvo desconocida el África tropical, la de los rinocerontes y el león, del hipopótamo y del elefante, del orangután, el gorila, la jirafa y la cebra; la de mil maravillas naturales y también la de los negros que vivían en su trópico, como nuestros indígenas americanos, en economías cerradas y que disfrutaban de su aislamiento tratando de lograr una vida mejor para su descendencia y una satisfacción mas adecuada de sus necesidades elementales.

SUS COSTUMBRES:Tanto la etnoeducación como la Cátedra son reivindicaciones importantes del movimientondona la idea de que la etnoeducación es sinónimo de atraso, costumbres en desuso, porque no la vinculaban con las nuevas tecnologías que han introducido a la humanidad de muchas maneras en el universo de la ciencia y de la comunicación universal. 

Dimensión Lingüística: 

La identidad étnica y cultural puede consolidarse o entrar en crisis por la influencia de factores históricos, políticos, económicos, sociales, psicológicos y, esencialmente, por los lingüísticos. El lenguaje es un campo de intercambio cultural, pero igualmente muy sensible a la aculturación. Por lo tanto, se deben considerar las responsabilidades pedagógicas de los docentes frente a los prejuicios de la lengua castellana y los efectos negativos del desconocimiento de las manifestaciones de las lenguas criollas en la comunicación. 

Dimensión Ambiental:

Los afrocolombianos han conservado, desarrollado y recreado tradiciones ancestrales sobre la apropiación de los recursos del entorno, guardando una relación armoniosa con la naturaleza, lo cual constituye un patrimonio cultural digno de ser considerado en el currículo, en la perspectiva de aunar aportes para la solución de los evidentes problemas ambientales del país. 

Dimensión Geohistórica:

Esta dimensión está relacionada con el territorio, aspecto fundamental dentro de la identidad cultural. Para los afrocolombianos los conceptos de etnia, cultura y territorio son independientes. Definen el territorio como el espacio biofísico donde establecen o desarrollan relaciones de pertenencia, parentesco y aprovechamiento de los recursos naturales. Estas relaciones en su conjunto dan razones de una lógica cultural del territorio. La ocupación de los espacios geográficos tienen una dimensión histórica, sociocultural y política. En ese sentido, el territorio es una construcción sociocultural que parte de unas condiciones naturales donde se desarrolla la historia de una comunidad. social afrocolombiano, que busca superar el desconocimiento del aporte significativo de los afrocolombianos a la construcción de la nacionalidad desde la esfera cultural, política y social. 

Dimensión Pedagógica: 

En los sectores académicos cada vez se aba

SU VESTUARIO:En la Costa Pacífica colombiana subsisten aún entre las comunidades negras numerosas tradiciones culturales de origen africano que impregnan el modo de ser y la vida diaria en sitios como Tumaco. Entre estas, su traje juega un papel importante dentro de sus folclor autóctono, aunque por lo general estas regiones son bastante pobres y por ende, su vestuario.

Pero cuando de recordar su tradición se trata, presenta a la mujer con un vestuario muy colorido, elaborado en telas suaves (seda blanca, amarilla, rosada, etc), adornado con figuras de hilo que le dan aspecto florido y en hilos dorados. Las faldas llegan hasta los tobillos y sus vivos colores resaltan su piel negra. Esto para las ocasiones en que se danza una jota, una juga o una polka.

Lo mismo ocurre en el vestuario del hombre, compuesto por camisas de seda blanca con manga larga y pantalón en dril blanco; zapatillas o alpargatas de igual color, elaboradas con cabuya, fique o tela gruesa.
Así mismo, el vestuario de Valle, Cauca y Nariño, se caracteriza por ser bastante informal, con ropa para los climas templados y cálidos por lo general. La mujer lleva blusas o camisas de lino o seda con colores pasteles, y predominio de las minifaldas. En la ciudad de Cali y poblaciones vecinas cuya temperatura es promedia a los 26 grados, las mujeres no acostumbran a usar medias veladas.

El vestuario del hombre es también informal. Utiliza mucho la camisa de manga corta en telas suaves y pantalón de lino. En Nariño el clima es frío por lo general, puesto que dicha zona se encuentra en su gran mayoría ubicada en zona montañosa de la Cordillera Central. Por lo tanto, el uso de ropa de lana y en ocasiones, ruanas es muy común entre sus habitantes.
 


SUS PEINADOS: 


MUJERES:


HOMBRES:




SUS ARTESANÍAS:

La gente africana que fue traída a lo que hoy es Colombia era portadora de destrezas artísticas y artesanales muy importantes, entre las cuales vale la pena destacar la talla en madera y el conocimiento de la orfebrería, el trabajo en bronce y cobre, y la sabiduría sobre las fibras vegetales.

Desde la Colonia, los africanos y sus hijos e hijas mulatas se desempeñaron en amplios sectores de la actividad artesanal debido a que el trabajo manual era despreciado por la nobleza española. Por esta razón, la gente africana practicó múltiples oficios. En los quehaceres cotidianos que daban vida a las ciudades coloniales, fueron incorporando su propia visión del mundo y de la estética.

La creatividad de los grupos afrocolombianos se expresa tanto en el campo del arte como en el de las artesanías. Su arte representa un proceso de creación anclado en lo colectivo, a diferencia del sentido individual que prima en las sociedad occidental. Lo colectivo del arte afrocolombiano no sólo fluye en la narración de lo propio, también relata las zonas de empalme e influencia con lo
otro, expresando de este modo sus contactos con otros grupos o ideologías. Su aferramiento a lo tradicional no lo exime de su búsqueda de contemporaneidad.

Arte y artefactos afrocolombianos están presentes en los litorales colombianos, en los valles cálidos interandinos y, hoy en día, en todas las grandes ciudades del país. Además de la poética de estas creaciones, ellas encierran la memoria histórica y cultural de sus pueblos.

En Colombia existen muy pocos estudios acerca del arte y de la artesanía afrocolombianos. Sin embargo, es tiempo de comenzar a realizar investigaciones al respecto para incorporarlos de manera digna en los repertorios del patrimonio cultural de la Nación.

METALES

El uso de metales es frecuente en las expresiones artísticas y artesanales de los grupos afrocolombianos, circunstancia que tiene que ver con las particularidades geográficas y del subsuelo de los lugares donde fueron llevados
como esclavizados y donde luego levantaron sus propios poblados.

Los guineos, es decir, mandingas, fulos, yolofos, branes, zapes y balantas, por ejemplo, fueron muy apreciados por los esclavistas españoles, pues sabían de sus destrezas como herreros. Dichas sabidurías ancestrales fueron trasmitidas de generación en generación; es por esta razón que las poblaciones afrocolombianas de hoy mantienen la tradición de la forja del hierro a base de martillo. Estos conocimientos están vivos en algunos lugares de la costa Caribe.

MADERAS

El uso de la madera en la elaboración de artefactos artesanales entre las comunidades afocolombianas de los litorales Caribe y Pacífico describe la relación íntima que la gente mantiene con la selva. La madera es utilizada en la
construcción de las viviendas, en la elaboración de objetos para la vida cotidiana y en la fabricación de máscaras e instrumentos musicales.

Instrumentos musicales

La construcción de instrumentos musicales en América sufrió procesos de transformación y ajuste desde el instante mismo en que arribaron los primeros esclavizados africanos.

Los artesanos y artistas afrocolombianos que actualmente fabrican y ejecutan instrumentos musicales exploran posibilidades creativas para preservar la esencia africana de sus producciones.

ARTESANOS AFROCOLOMBIANOS DE LA ZONA DEL PACIFICO

Los oficios más frecuentes son la tejeduría en sus diferentes versiones (cestería, crochet, tejido de punto o en red macramé), trabajos en madera con técnicas de calado, lijado, acabado con esmeril y motor, que actualmente se aplican también a cáscaras como el coco o el totumo, materiales que respetan el medio ambiente y sustituyen otros recursos naturales se venían aprovechando desmedidamente antes de las restricciones ambientales expedidas por la Corporación Autónoma Regional CVC. Otra técnica que se consolida es el moldeado a mano en jicrilla o cabecinegro, principalmente en el área rural y turística costera (Juanchaco y Ladrilleros).


En el litoral Pacífico la cestería es labor de las mujeres y de los niños. La fabricación de bolsas, cestas y sombreros trabajados en pajilla de calceta de plátano es un renglón importante de la artesanía afrocolombiana. También se tejen sombreros con la fibra de la tetera y esteras con la de la totora. Algunas mujeres conocen el arte de la cestería y diseñan nuevos objetos con las pajillas obtenidas de la vena del chocolatillo y del amargo, basándose en la técnica tradicional empleada para la elaboración de sombreros. Existen distintos tipos de tejidos utilizados para la ejecución de las artesanías con fibra vegetal.